Un paseo por los aspectos formales del arte.
Como seres perceptuales podemos precisar que los elementos gráficos necesarios para componer una obra se pueden determinar como conceptos internos y externos. Es decir, exteriormente un elemento de la composición está definido por la forma. Mientras que interiormente se precisa por el juego de las tensiones de los elementos de la obra en la que se plasman.
La revelación de cada uno de éstos elementos separados tensionando con su fuerza y presencia en una danza sincrónica que sumados y sujetos en función a un orden interno, otorgan un armonía compositiva al conjunto diseñado. Cuyo fundamento es la obra formal supeditada, entonces, a una orientación interna de las necesidades expresivas del creador.
Tener en cuenta estos aspectos en cada composición es fundamental para un buen desarrollo de la obra artística. Si bien es cierto que dentro de la actualidad artística caben muchas vertientes y todo “es posible”, también es ley que estos aspectos que fundamentan una obra creativa intervienen y actúan gráficamente en toda creación. La cuestión es si cada artista contempla, dentro de su capacidad de crear, conforme a éstas leyes que inciden en la obra más allá de su voluntad.
El artista comprometido con su obra buscará de una forma incansable conjugar estas vertientes para componer obra cualificada que cubra sus expectativas a favor de la máxima expresión con todos los elementos con los que cuenta y dispone conjugados al orden interno creativo. Esta diferencia es la que distingue un autor virtuoso de obras intrascendentes, casuales y fortuitas.
Por lo tanto, incursionaremos por el camino de los elementos gráficos necesarios para ordenar en la composición.
Estos son: Punto, Línea, Plano, Textura, Luz, Color.
Punto
Hablamos de punto como el elemento mínimo de la expresión plástica. Cuando necesitamos que integre podemos utilizarlo como la intersección de dos líneas o planos unidos por este elemento. Estas partículas cuentan con un grosor y tamaño así como de una temperatura tonal y peso específico propio y que se conjugan al servicio del conjunto.
Si este elemento pequeño lo utilizamos para separar, lo dispondremos para crear ejes visuales ópticos que validen la estas divisiones.
Podríamos traducir en pintura precisamente como pequeñas pinceladas continuas, o en escultura como la incisión de una herramienta. Cobra gran importancia el punto en la impresión offset y en la imagen digital.
Línea
Definida como la trayectoria de un punto en movimiento, es el eje compositivo de toda creación. Su empleo es de suma importancia para transmitir mediante este elemento amplias sensaciones ,estabilidad, movimiento, ritmos, solidez, volumen. Como ejemplos; firme o débil, definido o borroso, inmutable o dinámico, claro u oscuro. Es esencial para el dibujo, transmitir profundidad, tramas, luces y las áreas y planos que producen la obra. Sin duda, la ausencia de este elemento engendra una obra muy acotada y simple. Las capacidades de este elemento son ilimitadas.
Plano
El plano nos proporciona estructura a la obra. Mediante su empleo designamos áreas de la obra y determinamos la profundidad. Disponemos los recursos elegidos colocándolos en un orden que obedece al aspecto formal externo y al orden interno. La necesidad de expresión se consigue forzando o atenuando el plano como recurso que en su interrelación con los demás elementos proporciona el dinamismo necesario para el “recorrido visual” de la obra.
Textura
Este recurso nos permite acceder a la sensación de la calidad táctil de la obra, aporta una riqueza insustituible que suma variables desde el agotamiento espeso del plano hasta su nitidez tersa y pura. El abanico de posibilidades es amplio y abarca todos los estados de la materia. Este elemento está estrechamente ligado al ritmo y la incidencia de la luz que define su naturaleza. Emplear este elemento con maestría hace a la obra meritoria y valiosa.
Color
Este elemento fundamental para la composición, ya que con él el artista conduce al observador por los puntos importantes que son de su interés. Cuenta con unas características en esencia que son el tono, la saturación y el valor o luminosidad. Es decir, los colores mezclados como resultante es cuando el grado tonal del color aparece, en la saturación el grado de pureza del color, y en el valor la cantidad de luz o oscuridad que presenta el color.
A su vez los podemos clasificar en fríos o cálidos que corresponde a su expresión de la sensación de temperatura e impacto visual que aporta el color en una obra.
Luz
Concebimos que la luz en la composición de cualquier obra es inseparable. Es la que atiende a la forma , como el volumen y la profundidad y se entiende que evidencia a todos los elementos compositivos. Sin luz no hay construcción, por lo que su importancia es capital. Este elemento es la causa de obras prestigiosas y bien tratada consigue la excelencia del autor.
Con todos los elementos compositivos expuestos podemos ya incursionar en la creación de una obra teniendo en cuenta a cada uno de ellos por las propias tensiones que aportan al conjunto convenientemente compensados y articulados en su orden para aportar armonía al conjunto de nuestra creación sumando el mandato interno racional y espiritual singularmente manifestado por cada artista.
Así es como el impulso creador no ceja de nutrirse constantemente de un voluminoso y apreciable aporte de todas las creaciones incesantemente vertidas por la cultura viva en constante movimiento.
A cada autor y su creación.
Verónica Bilbao.